En los últimos años se han multiplicado de manera exponencial las noticias sobre gadgets que pueden tener utilización médica, pero que en la mayoría de los casos se están usando para identificar a personas y para afrontar problemas de seguridad.
Uno que seguro nos sonará es el llamado VeriChip, un pequeño chip que se implementaría en el antebrazo y que contendría información sobre el portador. La Administración sanitaria estadounidense dio su visto bueno en el año 2002 para comenzar con su comercialización. En un primer momento se decidió incluso no fijar una regulación para su uso en temas de seguridad e identificación.
Con eso, en la práctica, se daba luz verde para que fuera comercializado, aunque la empresa fabricante, Applied Digital Solutions, siempre señaló que el VeriChip podría ser portador del historial médico del usuario, algo que puede ser muy útil en accidentes o en enfermos, por ejemplo, de Alzheimer.
Repaso a un experimento que se llevó a cabo con el chip en 2002
La familia Jacobs, de Florida (Estados Unidos), lo probó en su propia piel meses antes de su aprobación por la administración sanitaria estadounidense. El hijo, Derek, tenía alergia a la gran mayoría de los antibióticos, y su padre, Jeffrey, padecía la enfermedad de Hodgkins y, si quedara inconsciente tras un accidente, el chip “explicaría” al médico de urgencias la enfermedad del paciente. Esa era la idea de este ensayo.
Por eso fueron elegidos entre más de 2.500 voluntarios. El experimento de la familia Jacobs, a los que ya se llama popularmente como “los Chipson”, serviría para el desarrollo futuro del chip, al que se quería añadir sensores para leer las constantes vitales de quien lo llevara y controlar datos como el pulso, la temperatura o el grado de azúcar en la sangre.
Además, un satélite podría localizar al portador del chip estuviera donde estuviera. Este proyecto llevaba por nombre Digital Angel, y ese es el concepto que por aquel entonces querían presentar a la opinión pública: un ángel de la guarda digital que vela por nosotros por una cuota mensual de casi diez dólares.
Entre las críticas al proyecto destacaron las que dudaban de la inocuidad de llevar permanentemente un artilugio implantado en el cuerpo. Incluso, la empresa desarrolladora del VeriChip tenía por aquel entonces siete centros abiertos en EE.UU. y ya habían pensado en usar el chip para identificar a los trabajadores y los usuarios habituales de plantas nucleares y edificios gubernamentales.
Otras utilizaciones del VeriChip
El secuestro de niños crea una gran psicosis social y ha abierto la puerta a otros sistemas de identificación. Aunque no estaba claro cómo funcionaría exactamente, parece que el implante del michochip VeriChip, que se coloca en el brazo o en el vientre, podría enviar ondas de radio a través de una red de telefonía móvil y permitir localizar al niño mediante un GPS en caso de secuestro.
Características del VeriChip y que fue de este proyecto
El VeriChip medía 12 milímetros de largo, 2,6 de ancho y 1 de grueso y se trabajaba en su momento en ampliar su capacidad de memoria. Se introducía en el cuerpo mediante una pequeña incisión que requería sólo anestesia local y el VeriChip permanece “dormido” hasta que se activaba desde el exterior un escáner. Entonces envía una señal por radiofrecuencia con los datos.
En cuanto a su utilización hoy en día, parece que fue un proyecto evocado al fracaso. Creo muchas dudas y polémicas sobre la salud en el cuerpo humano y sobre la privacidad y la libertad de las personas. Por suerte, este tipo de proyectos hoy son censurados y puestos en cuestión por ciudadanos e instituciones gubernamentales.