La robótica o ciencia de los robots puede ser considerada como una materia interdisciplinar que involucra diversas facetas de la percepción sensorial y de la actuación, así como diferentes niveles de “razonamiento” que efectúan la integración de la percepción con la acción.
Esta integración puede darse desde la respuesta refleja rápida a cambios en el entorno (nivel de control) hasta la planificación y supervisión de tareas en un mundo complejo, incierto y cambiante (nivel de inteligencia artificial). En este sentido, la robótica es un campo que presenta gran atractivo para científicos procedentes de muy diversas áreas y es un magnifico terreno de ensayo para teorías y algoritmos.
El término “robot” fue acuñado por el escritor checo Karel Capeck en 1917 a partir de la palabra “rabota”, que significa servidumbre o trabajo forzado. Pero no fue hasta 1954 en que el ingeniero americano G. C. Devol patentó el primer robot industrial. Hasta entonces y también con posterioridad, el robot concebido como un autómata antropomórfico ha sido un personaje indiscutible de la ciencia ficción, lo que ha alterado en gran medida la imagen que ha llegado al gran público.
Automatización robótica de procesos (RPA)
Pero, además, la robótica en su vertiente industrial ha abierto una nueva y decisiva etapa en la actual y creciente automatización robótica de procesos (RPA). Y es que el robot industrial nace de una acertada conjunción de una estructura mecánica articulada y de un tema electrónico de mando que integra uno o varios computadores.
Esta disposición, que permite la programación y el control de los movimientos de dicha estructura confiere al robot una gran flexibilidad y posibilita su adaptación a muy diversos trabajos o tareas en distintos sectores como el del automóvil o el médico, por mencionar algunos.
Cualquiera que trabaje con robots sabe que sus sistemas de control, accionamientos y mecanismos pueden encontrarse en multitud de aplicaciones, ayudando a agilizar los procesos de trabajo y mejorando los tiempos de trabajo. Áreas como la salud también se benefician notablemente de la automatización robótica, permitiendo diagnósticos más precisos o cirugías desarrolladas en tiempos récord.
El robot está cada vez más cerca de ser tan inteligente y adaptable como el ser humano. No obstante, todavía hoy cuando tiene que pintar, soldar, atornillar o realizar cualquier otra operación es preciso que el entorno haya sido preparado adecuadamente dando lugar a la racionalización y a la simplificación de los procesos. Pero además la robótica es una síntesis de tecnologías desde la mecánica a la informática que obliga al desarrollo de cada una de ellas y a mejorar su capacidad de relación con las demás.
La robótica crea oportunidades de trabajo
El protagonismo de la robótica aplicada no corresponde al robot, sino a la capacidad de ingeniería de quienes desarrollan, hacen y usan las aplicaciones. Así que el dramático planteamiento según el cual los robots son destructores de puestos de trabajo es, cuanto menos, muy discutible.
Más bien se diría que el país industrializado que no recurre a ésta y a otras medidas de automatización se empobrece tecnológicamente y, desde luego, contribuye a crear puestos de trabajo, sólo que en otros países.
Como también sucede con las lavadoras, las motocicletas o las excavadoras, es necesario contar con la capacidad de desarrollo permanente para poner en el mercado nuevos modelos o perfeccionamientos cada vez que éste lo requiera; y con la capacidad comercializadora que lleve a vender grandes producciones que generen los márgenes apropiados para seguir aquel desarrollo de fabricantes en la primera mitad de la pasada década. su número se ha ido reduciendo cada vez más.