La gran selva ecuatorial africana, muy reducida en la actualidad, se extiende fragmenta da desde las costas del Camerún meridional, Guinea Ecuatorial y Gabón, a través del Zaire septentrional y del Congo, hasta la depresión de los grandes lagos; quedan algunos restos de selva ecuatorial, degrada dos, en las costas del golfo de Guinea (Nigeria, Costa de Marfil y Li beria).
Estos bosques cobijan a los monos del género “cercopithecus”. Se trata de los mamíferos que exhiben, especialmente en la cara, el pelaje de cromatismo más ostentoso, una singularidad sólo comparable con el plumaje de los loros, las aves de coloración más estridente.
Los mencionados primates se agrupan, se agrupan hoy en cerca de 120 especies y subespecies de primates. Hacemos esta salvedad porque en los años setenta del siglo pasado, los especialistas japoneses descubrieron en el Zaire una nueva especie catalogada con el nombre de “Cercopithecus salongo” y en 1984 se clasificó, procedente del Gabón, el “Cercopithecu solatus”.
El origen del cercopithecus
El origen de esta extraordinaria variedad debemos buscarla en los cambios climáticos que sufrió el continente africano durante el pleistoceno, los mismos provocaron flujos y reflujos de la selva durante los periodos húmedos, causantes de extensas inundaciones, los ancestros de estos primates se refugiaron en islotes de bosque que perduraron en lugares montañosos de la costa atlántica y en los bordes septentrional y oriental de la cubeta del Congo. En las mencionadas áreas estos primates, por aislamiento genético y con el paso del tiempo se diversificaron en nuevas especies.
Cuando a finales de este dilatado periodo geológico el clima cambió iniciándose, en consecuencia, el drenaje del gran lago que ocupaba la cuenca del actual Zaire, la selva invadió, nueva mente, esta dilatada área y los descendientes de los monos que habían quedado aislados en sus bosques refugio la repoblaron, pero ahora divididos en múltiples nuevas especies y subespecies. La selva africana constituye un mosaico complejo e interconectado.
Cercopithecus
La vida de los cercopitecos se desenvuelve en los estratos intermedios de los bosques primarios y secundarios, en los linderos de estos y también, desde hace pocas décadas, seguramente por aprendizaje trófico, en los bosques heliófilos; inclusive las florestas herbáceas de “Aframomum” han dejado de ser, últimamente, ajenas a estos animales. Una singularidad conductual de estos monos estriba en su marcada tendencia a agruparse, de forma persistente, en grandes bandas poliespecíficas.
En Guinea Ecuatorial y Gabón, por ejemplo, los monos cara azul, nariz blanca y pogonias constituyen una de las asociaciones más frecuentes, mientras en el Zaire septentrional se agrupan los mona con los ascanios. Se trata de un comportamiento etológicamente singular ya que las investigaciones indican que no existe, entre las distintas especies que integran las bandas, una especialización trófica significativa a nivel vertical, que justifique esta conducta desde el punto de vista ecológico. No obstante, estos monos comparten un sistema de comunicación vocal básico, protagonizado por los machos adultos, lo que permite su poner la existencia de una cierta organización supraespecífica, recuerdo, seguramente, de su proximidad biológica.
La cuestión básica a considerar en este contexto es que se trata, casi siempre, de especies genéticamente muy afines que en condiciones de cautividad pueden cruzarse y los híbridos ser fértiles; en la naturaleza, no obstante, ello no sucede.