Hacer deporte no pasa de moda. Salir a correr, natación, fútbol… y ahora el crossfit. El deporte siempre, antes o después, acaba pasando por nuestras vidas. De hecho, en los años ochenta del pasado siglo, el atletismo llegó a convertirse incluso en el deporte popular por excelencia en España, especialmente aquel que se basaba únicamente en la capacidad de correr.
Pero además hoy, los expertos en cuestiones de ocio aplicadas al deporte coinciden en señalar que correr es, hoy por hoy, una de las actividades que cuenta con mayor número de practicantes en nuestro país.
España tuvo en su día a Mariano Haro quien, con presupuestos muy modestos y escasa ayuda oficial, demostró en Europa que las carreras a pie podían conseguir no sólo que la bandera de España se alzase en las competiciones internacionales, sino también que eran asequibles a los ciudadanos de uno y otro sexo y de todas las edades.
Lo mismo está ocurriendo en los últimos años en España con el crossfit, “un método de entrenamiento basado en ejercicios constantemente variados, con movimientos funcionales ejecutados a alta intensidad”.
Pero el running y el crossfit son además deportes de los que se puede prescindir si uno busca cuidarse día a día, además por supuesto de seguir una dieta equilibrada, especialmente ahora que muchos regresan de vacaciones tras haber cogido algún kilo demás.
Consejos para cuidarse frente al running y el crossfit
Si por fin se decide seriamente a mejorar la forma física, o simplemente cuidarse un poco, primero hay que saber cuál es el estado actual de nuestro organismo y qué podemos hacer para mejorarlo. Aquí van algunos consejos:
- Dejar de fumar.
El tabaco es una de las causas principales de diversas patologías cardiovasculares, respiratorias y cancerígenas. Además, el consumo del cigarro aumenta las probabilidades de sufrir sobrepeso, de acuerdo a la Sociedad Española de Cardiología, eso sin mencionar que fumar disminuye la capacidad física.
Dejar el cigarro no es fácil, pero no es imposible. Puedes consultar a un médico para que te ayude a dejarlo y, de este modo, enfrentar mejor los efectos secundarios de la abstinencia.
- Prestar atención al azúcar.
El consumo desmedido de alimentos y bebidas azucaradas puede provocar sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades intestinales, entre otros padecimientos. Los refrescos, los panes y los dulces como el chocolate son alimentos que muchas personas consumen, especialmente los niños, y es importante excluirlos lo más posible de nuestra dieta.
Lo mejor es optar por comprar productos bajos en azúcar y, en lo posible, no consumir azúcares refinadas. Es normal querer comer un dulce o ponerle azúcar a algo, lo importante es no excederse.
- Beber al menos 2 litros de agua al día
Beber esa cantidad de agua natural es lo recomendable, aunque también depende mucho de las necesidades de cada organismo, las condiciones en las que se encuentra una persona, el clima o la actividad física. Estar bien hidratado es importante para evitar tener problemas en los riñones, sentirte cansado o con dolores de cabeza.
Beber agua natural es la mejor opción, pero los jugos, aguas de sabor, infusiones u otras bebidas refrescantes no azucaradas son alternativas viables.
- Cuidarse la piel
Muchos se concentran en cuidar su organismo interior, pero proteger el exterior es igual de relevante. Usar protector solar es indispensable, no importa si está nublado o esté lloviendo. Todas las partes del cuerpo que estén expuestas a la luz solar necesitan ser protegidas con bloqueador. Además, el ácido hialurónico nos ayudar contra la pérdida de volumen y las arrugas, además de contar con múltiple beneficios y propiedades.
- Dormir lo suficiente.
Desvelarse ya sea por ir de fiesta o quedarse trabajando hasta tarde es algo por lo que todas las personas pasan, pero no dormir en días o alterar demasiado el ciclo de sueño trae consecuencias como el insomnio e incluso puede afectar otros hábitos, como el alimenticio.
Procura acostarte y levantarte a las mismas horas para construir una rutina, no veas la tele, computadora o celular antes de acostarte, y nunca te recuestes si no tienes sueño, ya que también puede ser perjudicial forzarse a dormir.