¿Imagina invertir en todas las empresas del Nasdaq, del Euro Stoxx 50 o en las bola española comprando un solo título? Pues eso es lo que ofrecen los ETF o fondos cotizados en bolsa, un producto que triunfa en Europa y en Estados Unidos porque permite al inversor diversificar su cartera de forma sencilla, ágil y barata.
Los ETF (siglas que corresponden a la terminología inglesa Exchange Traded Funds) son títulos que replican la evolución de un índice bursátil o de una cesta de valores y que cotizan en bolsa con las mismas características que cualquiera de las acciones que se negocian en los mercados bursátiles electrónicos.
Aunque se denominan fondos, no funcionan como tales, ya que los fondos de inversión sólo tienen valor liquidativo al final del día, y los ETFs socialmente responsables cotizan en tiempo real durante toda la sesión bursátil, de forma que pueden comprarse y venderse en el día para aprovechar las subidas y bajadas del índice que replican. De esta forma, los fondos cotizados en bolsa se diferencian de los fondos de inversión indexados que se comercializan en España y que tratan de reproducir la evolución de un índice bursátil a fuerza de comprar, vender, y ponderar los títulos que integran su cartera.
La operativa de los fondos indexados genera muchos más costes de gestión, de forma que, además de menos transparentes, también resultan más caros para el inversor. Los ETF, por operativa y liquidez, se asemejan más a los certificados bursátiles, otro producto que permite diversificar la cartera con un solo activo y que sí existe en España.
Para el inversor particular, no hay mucha diferencia entre los certificados y los ETF, porque el concepto es el mismo, y aunque los certificados no cotizan con el resto de las acciones, sus emisores mantienen precios de compra y venta a lo largo de toda la sesión para garantizar su liquidez. No obstante, para el inversor institucional sí que hay más diferencias, porque puede deshacer los ETF y cambiarlos por las acciones que componen el índice que replica.
El gran atractivo de los ETF es que permiten diversificar las carteras de una forma muy cómoda, con mucha transparencia y con costes más bajos que otros productos. De ahí el éxito que han alcanzado desde su lanzamiento.
ETF a nivel mundial
A nivel mundial hay ya más de 8.000 ETF (dato de 2019), que cotizan en las bolsas de Estados Unidos, Europa, Japón, Corea, Australia, Sudáfrica, Hong Kong, India, Israel y Singapur, entre otras. En Europa, los primeros fondos cotizados en bolsa se lanzaron en abril del 2000.
Los cinco más negociados en Europa son el ETF sobre el índice Dax, el ETF sobre el Cac 40 y los ETF sobre el DJ Euro Stoxx 50, y por supuesto los ETF de la Bolsa de Madrid. Pero no todos los fondos cotizados replican un índice general de bolsa. Los hay sobre índices sectoriales, sobre índices de estilo (valor-crecimiento) y capitalización, y también sobre renta fija. Y ya existen derivados sobre ETF.
Los expertos financieros han considerado muy interesante la creación de un fondo cotizado referenciado al Ibex 35. Con un ETF sobre el Ibex, quien quiera una cartera diversificada con los valores del principal indicador bursátil español puede obtenerla con la compra de un único título, en vez de realizar 35 transacciones distintas. Y si compra además algún ETF de otros mercados, consigue una cartera ampliamente diversificada con muy pocas transacciones.