La Semana de la Moda Adlib, celebrada con éxito tan memorable desde 1971, planteaba desde entonces unas perspectivas nuevas en la proyección internacional de las Islas Baleares. Y aunque la historia de la moda Adlib está ligada a la vestimenta tradicional ibicenca, lo cierto es que hoy se puede circunscribir a todas las Baleares. Zapatillas de esparto, sombreros de paja, los mantones de las mujeres y por supuesto el vestido ibicenco, son algunos de los elementos que caracterizan a la moda Adlib.
El poder de expansión de esta moda que, nacida espontáneamente en la calle como quien dice, ha ido integrando una buena dosis de refinamiento intelectual y que ha entrado de lleno en una de las corrientes más caudalosas y fluidas del vestir actual: la de la incorporación de elementos populares y de mezcla de razas a cierto tipo de vanguardia universalista, tanto funcional como romántica y evasiva.
Lo Adlib no ha de quedar relegado a geografías especiales, ya que todos estamos comprobando su influencia en nuestros escaparates ciudadanos. Por ello, se tiende a que este foco de inspiración de las islas vaya ganando crecientemente más adeptos, pues interesando su estética, cabría un aumento de vías a nuestros mercados de exportación, previo estudio concienzudo de un planteamiento y sistema comercial.
Desde 1971 se ha hablado en todos los medios de comunicación españoles, y no pocos extranjeros, de esta moda singular que ha dado sus consecuentes frutos en la demanda ilusionada por ver, en su propia salsa, los modelos que ya se conocían por las fotografías, la televisión y la repetición en algunos escaparates y tiendas online.
Junto a las telas planas de las fibras milenarias de algodón y lino, la dulzura de los curtidos de ciervo y la caricia aterciopelada de los mantones de lana, ha cobrado especial importancia desde hace un par de décadas el punto, siempre participe de los festivales Ibicencos.
Moda Adlib, una especie de nuevo mudejarismo
La moda Adlib es una especie de nuevo mudejarismo por varias razones y motivos. Primero, por la aportación de un acento propio y original a una corriente universal que crea, en su diversidad, un estilo inconfundible. Segundo, por la cohesión de razas y culturas: en una palabra, de apertura, liberación y tolerancia. Tercero, por el empleo de materiales humildes como base de una estética seductora. Cuarto, por la incidencia intelectual en el sabor popular.
No olvidemos que alarife quiere decir en árabe “conocedor”. Pues bien, los alarifes-mudejares que trabajaban al servicio de los reyes cristianos, sabían lo que hacían, como lo sabían los artistas españoles que con ellos se mezclaban.
El que se hayan perdido varios nombres no quiere decir que no estuvieran presentes las cabezas rectoras. Y entre las nuevas investigaciones, ya van saliendo firmas a relucir. En el caso de Ibiza y con los formidables medios de comunicación contemporáneos, puede llegar en menos de veinticuatro horas a cualquier rincón lejano del mundo, el nombre de estos creadores, que han partido, en su mayoría, del cultivo del pensamiento, de la emoción artística y de inquietudes humanas en general.