Hace casi setenta y tres años, el 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas compuesta por aquel entonces por cincuenta y un Estados Miembro, aprobó sin ningún voto en contra la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Dicha Declaración ha sido suscrita desde entonces por los 193 Estados que conforman hoy las Naciones Unidas. Una Declaración que ha sido seguida en mayor o menor medida por estos países, conformando agendas nacionales que han perseguido la protección y promoción de los derechos políticos y civiles; tales como tener un juicio justo, que no haya torturas, derecho a la libertad de expresión, etcétera. También se ha velado por la protección y promoción de derechos económicos y culturales, como el tener acceso a comida, a la educación, a la salud, y la necesidad de garantizar un desarrollo adecuado.
En la protección de todos estos derechos, el Tribunal de Estrasburgo o Tribunal Europeo de Derechos Humanos juega un importante papel. Se encarga de garantizar los derechos y libertades recogidos en la Declaración de los Derechos Humanos. Es la máxima autoridad judicial que vela por el cumplimiento de estos derechos a nivel internacional.
Por desgracia todavía hay violaciones muy serias de los derechos humanos, y todavía hay muchos problemas a la hora de enderezar de forma efectiva esas violaciones. Es muy importante vigilar a aquellos países y territorios donde se producen crisis de derechos humanos, donde el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas también tiene un papel clave. Este se encarga de “de debatir todas las diversas cuestiones temáticas relativas a los derechos humanos y situaciones que requieren su atención durante todo el año”.
Existe además un sistema de alerta previa al que se presta especial atención. Ese sistema está formado por los relatores y otros informadores sobre el terreno que advierten cuando empiezan a producirse torturas, ejecuciones extrajudiciales… Posteriormente se prioriza los derechos humanos en los procesos de consecución y mantenimiento de la paz.
Para que las violaciones de los derechos humanos se puedan eliminar en todos los territorios hay que trabajar y establecer mecanismos de protección. De hecho, cualquier país, sea rico o no, puede padecer problemas de derechos humanos y hay que estar alerta.
No obstante, la responsabilidad primordial para el cumplimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos recae a escala nacional. Si se quieren lograr cambios reales, es necesario mejorar la capacidad de respeto a los derechos humanos en el ámbito interno de cada país, y eso se logra trabajando conjuntamente tanto gobiernos como sociedad civil. Para ello hacen falta más recursos y más énfasis en la prevención.
También es importante seguir avanzando y reconocer los enormes progresos en la convención de los Derechos de la Infancia, que ha sido reconocida ya por más de 190 países. Hay que dar un paso adelante para la protección y el apoyo de la infancia, y ese paso consiste en un compromiso económico y político.
La máxima expresión de la identidad del ser humano es propiamente la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde se establecen los principios básicos de convivencia, libertad e igualdad de todo ser humano.
Cada 10 de diciembre recordamos la necesaria lucha por la defensa de los derechos humanos de todas las personas de todo el mundo, independientemente del país de residencia, religión, ideología o género.