El embalaje es quizás uno de los procesos más importantes en cualquier línea de producción, ya sea de una pequeña, mediana o gran corporación o empresa. El objetivo de este proceso es sencillo: proteger una determinada mercancía para que se no dañe durante la manipulación y el transporte.
El fin último de un buen embalaje es evitar así los daños de la mercancía, con el consiguiente ahorro de coste que podría suponer la devolución de un producto dañado por su mal embalaje. Además, habría que añadir la satisfacción del receptor de dicha mercancía al llegar dicho producto en buen estado y sin desperfectos.
Proceso en el embalaje de la mercancía
Con el fin de llevar a cabo un embalaje de la manera más correcta posible, antes de enviar los paquetes hay que seguir una serie de procesos ya definidos. Depende del tipo de mercancía, ésta se protegerá de una manera extra y/o se sellará de una forma diferente.
- El primer paso es el conocido como el de amortiguación de la mercancía, que no es otra cosa que rellenar los espacios vacíos dentro de una caja para evitar un movimiento excesivo del producto y que se pueda dañar. Para ello, se suele emplear o bien plástico de burbuja si es un producto delicado, o directamente papel de embalar. Las grandes empresas cuentan con rollos de este tipo de papel sobre portabobinas de papel, que le facilitan la tarea a la hora de realizar el embalaje.
- Una vez asegurado la mercancía, se procede al empaquetado y sellado del mismo, asegurando los productos y almacenándolos para su posterior envío. Pongamos que estamos embalando una caja de cartón, una vez rellenado los espacios vacíos con papel de embalar, procedemos al cierre de la caja y se sella con cinta específica para este fin. Se realiza el sellado en H de seguridad.
- Posteriormente, etiquetamos dicha caja de cartón y lo colocamos para su posterior envío. La etiqueta debe tener toda la información necesaria para que la mercancía pueda ser procesada y que llegue a su destino.
Función de un correcto embalaje
Como decíamos al principio, un buen embalaje sirve para proteger la mercancía en su manipulación y posterior transporte. Además de esta protección, el embalaje sirve para contener el producto en su interior. Por ejemplo, el embalaje en los medicamentos o comida nos garantiza que el producto ha llegado a su destino conservando todas sus propiedades y que no ha sido alterado por el camino.
A estos dos puntos, hay que añadir que el embalaje es también una forma que utilizan las empresas y marcas para mostrar su identidad y así motivar una compra. Un embalaje cuidado y con alguna referencia a la marca, suele ser muy bien acogido por la persona que recibe el producto.
Por último, cabe destacar que el embalaje también ayuda a proporcionar cierta información de la mercancía, al poder mostrar en el exterior información y dibujos del producto o mercancía que hay en el interior.