“La viralidad tiene sus propias normas, si quieres que algo se pase tiene que ser algo atractivo, rompedor, ingenioso”, explicaba en una entrevista Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa y experto en redes virtuales.
Internet no admite un anuncio normal, necesitas un desarrollo de creatividad mucho más fuerte, hay que sorprender para lograr que algo circule de verdad. Creatividad, ingenio, sorpresa y complicidad, elemento fundamental para activar los mecanismos del boca a oreja, el llamado buzz, el nuevo objeto de deseo de los expertos en comunicación.
En la generación digital el público pasa a ser al mismo tiempo emisor del mensaje, quiere sentirse parte de la historia, enviarlo a sus amigos y conocidos, saber que participa. La sociedad de la hipermodernidad marca nuevas conductas públicas y privadas que inciden directamente en las estrategias publicitarias.
Asistimos ya al marketing tendente a la movilización social y a la transmisión de valores y mensajes con aspecto amateur y reality, al tiempo real, a los nuevos formatos multicanal mediante el envío de correos masivos, los sms, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp.
La necesidad de llegar a los jóvenes, alejados de los medios tradicionales, el excesivo número de mensajes, los costes de las campañas publicitarias y la irrupción de internet y de los móviles han llevado a la búsqueda de nuevas vías, las nuevas claves de la llamada economía de la atención. Estamos en un periodo de exploración, el sector vive un momento de gran vorágine creativa en terrenos donde no hay reglas, como Internet.
El marketing no convencional vive un momento creativo con nuevas manifestaciones como el marketing de guerrilla, ambiental, street marketing, buzzmarketing o el llamado advertainment, nuevo fenómeno entre el evento masivo y el anuncio de imprevisibles resultados finales.
La pregunta sobre si hay o no hay reglas en el nuevo marketing se ha puesto sobre el tapete en múltiples ocasiones. Esta es una cuestión que todavía muchos Parlamento debaten y tratan de regular, aunque siempre por detrás de los acontecimientos y de las nuevas formas de comunicación que van surgiendo.
El extendido uso del correo electrónico
Desde hace años, el correo electrónico se encuentra en el centro de las comunicaciones, empleado tanto por las marcas como por los usuarios en su vida privada. Es más, en el mundo hay cerca de 4.000 millones de personas que tienen su propia cuenta de correo. Es más, según datos de Statista, se enviaron y recibieron 281.000 millones de mensajes en todo el mundo solo en el año 2018.
Se trata de cifras que no hacen sino aumentar año tras año, y que las previsiones recogen que para el año 2023 habrá en todo el mundo más de 4.400 millones de usuarios con una cuenta propia de correo electrónico.
El potencial del correo electrónico no es ajeno a las empresas, que lo utilizan a diario para hacer llegar ‘newsletter’ a su base de suscriptores y clientes. A través de este canal pueden llegar de forma directa a sus usuarios, promover sus servicios o productos, e incluso recibir retroalimentación que ayude a mejorar la relación entre ambas partes.