Libros, películas, postales, vinilos, relojes… son de esa clase de artículos recurrentes a la hora de comprar un regalo para un verdadero coleccionista. Por debajo del mundo de novedades para masas, existen otro tipo de productos, destinados a compradores específicos, mucho más relacionados con la calidad, con la historia personal y el coleccionismo.
Es este, el del coleccionismo, un terreno en el que no caben regalos (o auto-regalos) de compromiso: no basta con acudir a la tienda y comprar lo que está más de moda, lo que más se vende o aquello de lo que todo el mundo habla. Más al contrario, se trata de adquirir artículos especiales que demuestran lo bien que se conoce a la persona que recibe el regalo, un auténtico regalo de coleccionista.
Para ello, tendremos que acudir, en algunos casos, a tiendas especializadas, que nos pondrán en la pista, y en otros, hay que bucear en Internet, donde encontraremos sitios webs donde además podremos vender nuestros propios artículos de colección; por ejemplo, puedes vender en Todocolección cualquier tipo de artículo de coleccionista que otro usuario puede estar tras su búsqueda.
En este portal de Internet puedes encontrar una gran variedad de artículos de coleccionista. Por ejemplo, una de las categorías más especiales, el más conocido y que posee mayor tradición es el de los libros antiguos. Un ámbito, además, que está transformándose: si antes comprábamos en locales de vetusto aspecto, situados en el centro de la ciudad y dirigidos por gentes malhumoradas, ahora también podemos rastrear en Internet pistas y ofertas.
Pero los cambios no sólo afectan a las formas en que estos libros llegan a nuestras manos; también la consideración social que se tiene de ellos es otra. La mayoría de las veces los libros antiguos se asociaban a un público selecto, casi elitista, y a precios elevados. Lo que puede ser cierto, especialmente si hablamos de libros de horas o incunables, pero no es la única posibilidad.
Las obras de arte atraen a compradores en busca de rentabilidad
Tienen entre 35 y 45 años, pertenecen a la clase media-alta. Los operadores los califican como “vitales y participativos”. Discuten, opinan y están informados. Conocen el arte y también sus precios. Quieren procurarse una imagen de prestigio y obtener también rentabilidad. Así es la nueva generación de coleccionistas que se asoma al mercado del arte.
Sus intereses se dirigen hacia artistas jóvenes o poco conocidos y distintos géneros. Dentro del mercado del arte, destacan las obras que son “la vanguardia española del siglo XX” y los pintores nacionales “olvidados”, que tuvieron que refugiarse en el extranjero durante la dictadura.
Pero los nuevos coleccionistas no se limitan sólo a la pintura o a los objetos. El dibujo y la fotografía también entusiasma. En tiempos de grandes avances tecnológicos, la gente siente el deseo de captar el primer impulso del arte.
Y lo que más atrae de la compra de arte son las posibilidades, hoy más concretas que nunca, de conseguir beneficios económicos. El arte ha vuelto a erigirse como una inversión entre las más rentables a medio y largo plazo, fortalecida por la fuga de capitales de los desasosegados mercados financieros y apreciada por su estabilidad.
Por último, hay que señalar que en los últimos años han surgido plataformas que permiten la compra y venta entre particulares de una forma totalmente segura, como es el caso de Beseif, donde se pueden realizar los métodos de pago y envío 100% seguro entre particulares.