La palabra tampón o tampones sufre un equívoco continuado. Desde su origen –el francés tampon– tiene un sentido de tapón, especialmente referido a materiales absorbentes, como manojos de fibras, muñecas para barnizar, telas esponjosas, almohadillas, etcétera. Una de esas almohadillas, llamada tampón, previamente empapada de tinta, sirve para impregnar los sellos que se estampan en un documento. Lo que queda grabado es, pues, el sello, no el tampón.
Por otro lado, como consecuencia de lo anterior se entiende que, en un contexto sanitario, los tampones designen una gasa comprimida, puñados de algodón o tapones de celulosa que se usan para absorber un líquido corporal. Se utilizan tampones, por ejemplo, para detener una hemorragia o para drenar una herida. Igualmente, del tampón sanitario al tampón higiénico usado durante la menstruación hay un paso lógico.
De hecho, las compresas o los primitivos paños no son más que tampones. La revolución –relativa, porque se dice que esto viene de antiguo– llegó con los tampones intravaginales. La conocida empresa Tampax nace en 1929, lo inventó un médico de Denver que comprimió algodón en un aplicador vaginal. Gertrude Tenderich, una inmigrante alemana, compró la patente y empezó a vender las primeras unidades fabricadas de forma muy artesanal, pero le costaba mucho distribuir el nuevo producto.
En 1936 Ellery Mann se hace cargo de esta compañía, que inició la producción a gran escala y promovió intensas campañas informativas. La regla ha sido hasta hace cuatro días un tabú, una cosa fea de la condición femenina. La regla era una maldición, casi un pecado que se llevaba en secreto riguroso. Por eso, en sus inicios, las compresas desechables de celulosa y los tampones tuvieron que aguzar la persuasión para lograr que las mujeres adquirieran estos artículos sin sentir vergüenza. Hoy el uso del término tampón es un nombre común, genérico para todas las marcas. La historia de la palabra está ligada a la emancipación de la mujer en el siglo XX.
La batalla de la libertad
Durante la II Guerra Mundial, las mujeres sustituyen a los hombres en todos los terrenos, como expresaba el célebre “We can do it” en EE.UU. En 1941 la empresa Tampax se anuncia en Inglaterra con tres chicas que manejan una especie de cañón vestidas de militar y el texto: “Women of the services are winnig the war of freedom”. El doble sentido de la “batalla de la libertad” es evidente. Por ejemplo, en España la libertad tardó y hasta 1972 estuvieron prohibidos en prensa y televisión los anuncios relacionados con la regla.
El tampón hoy es un elemento más de higiene femenina popular y básico. No constituye un tema tabú en Europa y en parte de América Latina. De hecho, en algunos países europeos como en Escocia el tampón es gratuito para todas las mujeres que lo necesiten. En muchos países de América Latina todavía hoy las mujeres no tienen acceso a este producto debido a su coste.