Las flores son esa belleza de la naturaleza que nos fascina e inspira. Como una gran obra artística, las flores están llenas de significados que evocan emociones y sentimientos de todo tipo. Cada flor, está pensada para un momento especial, para una etapa de la vida que nos recuerda que seguimos adelante o que ha llegado nuestro final.
Cada 1 de noviembre, se celebra en España el Día de Todos los Santos, o día de los difuntos. Un día especial para muchas familias para recordar a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros. Una forma bella y especial de recordarles es visitando el lugar donde yace su cuerpo o cenizas y dejando un regalo, en modo de flores. Flores que engrandecen el lugar, lo hacen más bello a la vez que hacemos una ofrenda a nuestro ser querido, para decirle que “seguimos ahí, recordándole”.
Pero no solo ese día se llevan flores al cementerio, cuando alguien fallece, familiares y amigos envían flores al difunto, algo que por ejemplo en el tanatorio m40 de Madrid se ve cada día. Un trajín de flores y coronas.
El sentido de regalar flores a los difuntos
Esta tradición y costumbre viene de lejos. Desde tiempo inmemoriales, la costumbre de enviar flores u otras muestras herbales a los difuntos ha ido cogiendo peso, y en cada cultura y religión está presente.
Por un lado, encontramos el sentido más espiritual y simbólico de mandar flores, como era que simbolizaba, en cierto modo, el proceso natural y mismo de la propia vida, que llegaba a su final con la muerte pero que continuaba más allá.
Este sentido cargado de simbolismo ha sido transversal en todas las culturas y religiones de la humanidad desde hace milenios. Ofrendar flores iba más allá de lo puramente estético y material.
Otro de los sentidos de mandar flores hace siglos era mucho más banal y “funcional”. El olor era uno de los motivos que había que disimular en un cuerpo en el que su corazón ya no latía. Las flores, gracias a sus aromas, conseguía disimular un cuerpo. Hoy, este sentido, con las técnicas avanzadas en conservación de los cuerpos, ya pierde fuerza.
También encontramos en esta tradición el sentido de la belleza y estética. No hay nada más hermoso que una composición de flores del momento, dando un toque de color y alegría en momentos difíciles donde nos ha dejado un familiar o ser querido.
Por supuesto, esta tradición de regalar flores hoy a los difuntos se mantiene como una tradición de mostrar respeto y cariño hacia la familia del ser querido que se ha marchado. Es una costumbre hermosa que de seguro se va a mantener durante muchos otros decenios.
Elegir las flores y composiciones adecuadas para enviar al amigo o ser querido que se ha marchado ya depende de cada uno, donde se pueden elegir una gran variedad de composiciones, centros y coronas de todo tipo y a precios variados.