El 1 de noviembre de 1993 debería figurar en la historia de Europa como una efemérides importante por la entrada en vigor del tratado de Maastricht y la creación de lo que hoy conocemos como Unión Europea (UE). Muchas veces ha ocurrido a lo largo de la historia que las fechas que han resultado ser decisivas, o que han representado significativos cambios de rumbo, pasaron prácticamente inadvertidas en su momento.
Desde el 25 de marzo de 1957, con la fundación de la Comunidad Europea (CE) con los 6 países fundadores (Alemania, Bélgica, Italia, Francia, Luxemburgo y Países Bajos), la Unión Europea ha ido creciendo y dotándose de distintas leyes e instituciones hasta lo que hoy conocemos.
Como decimos, 1993 fue un año clave y parece cierto que la mayoría de ciudadanos de España y otros países de Europa no piensan que la entrada en vigor de Maastricht sea un punto digno de consideración; sus preocupaciones, sus problemas y también sus esperanzas poco o nada tienen que ver aparentemente con la evolución política de la Europa de los veintiocho estados miembros que hoy conformas la Unión Europea.
¿Cuántos países pueden formar parte de la UE?
Seis fueron los estados que fundaron la CE, hasta llegar a los veintiocho estados actuales y otros cinco estados candidatos oficiales para entrar en la comunidad. La pregunta que habría que preguntarse es ¿cuántos países pueden formar para de la Unión? La respuesta es sencilla, tantos como países conformar el continente europeo; Es decir, un total de 50 países podrían conformar en un futuro la actual Unión Europea.
Por otro lado, ¿es realmente cierto que el futuro de un ciudadano de la comunidad, su futuro en el campo económico asistencial, la gastronomía de Europa, educacional, su entorno social, es independiente del futuro de la UE? No, no es independiente; es más, está profundamente relacionado, de hay la importancia de continuar avanzando en la integración de todos los países que conforman Europa.
Así, desde 1993 Europa continúa su andadura de integración de los países de Europa. De hecho, Maastricht abrió sin dudas nuevas posibilidades.
Gervinus, precursor de la Europa moderna
Durante muchos años, siempre que se hablaba de la historia de la Europa moderna salía a relucir el nombre de Georg Gottfried Gervinus. Fue éste, sin duda, un gran historiador; grande, sobre todo, para la época en que viviera y con relación a las ideas de que entonces dominaban en punto a la historiografía. Aunque ya Ranke había impreso en las generaciones jóvenes la huella de su metodología y de su pluma severa y vigorosa, predominaban y gustaban principalmente los historiadores filósofos, que escribían con una finalidad extrahistórica preconcebida, para servir a una política, a un ideal religioso o de otro género.
Así, los alemanes formaron escuela en este sentido, y a esa escuela perteneció el autor, de la Historia de siglo XIX. Su Introducción, muestra de un elevado talento, planteaba problemas que interesaban a todo el mundo, y por supuesto a todos los países de Europa.