Los conductores españoles siempre han tenido una especial predilección por estrenar coche y conservarlo muchos años, y el mercado de vehículos usados ha tenido un desarrollo bastante limitado. Pero las cosas están cambiando, y este año se están vendiendo más vehículos de ocasión que nuevos. Ahorros del 30% en coches de un año y la generalización de una garantía de 24 meses animan a los consumidores.
La ventaja de adquirir un coche de segunda mano está siempre en el precio. El primer año un coche se deprecia un 30% y, a partir de ahí, mantiene una curva bastante estable hasta el cuarto año, en que su valor sufre otra bajada importante.
Respecto al vehículo en sí, es importante revisar su historial, el nivel de desgaste de los neumáticos, frenos … y a probar su comportamiento en ruta. Si un coche ha pasado todas las revisiones previstas por el fabricante estará bien.
Es importante revisar estos aspectos cuando se adquiere un vehículo de segunda mano porque más allá del tiempo que nos puede durar y el dinero que nos puede suponer cualquier tipo de avería, el estado de los frenos y los neumáticos (por destacar dos de los elementos imprescindibles en un vehículo) es cuestión de seguridad.
Importancia de los neumáticos
En este artículo queremos dedicar una especial atención a los neumáticos de un vehículo, al tratarse de un elemento que suele pasar desapercibido y que es imprescindible en todo vehículo y de gran importancia para nuestra seguridad.
Unido a los neumáticos, encontramos también las llantas. El buen estado de ambos elementos garantiza un vehículo seguro y en buen funcionamiento. En caso de contar con unos neumáticos desgastados es imprescindible realizar un cambio de ruedas Madrid. De hecho, ante un mal estado de las ruedas, nunca pasaremos la ITV. Es más, todos los defectos en los neumáticos son considerados graves, no hay leves, según aclaran desde la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos.
Para garantizar unas ruedas en buen estado, se recomienda comprobar periódicamente la presión de los neumáticos. De esta forma, evitaremos desgastes excesivos en algunos de los lados de los neumáticos o la posibilidad de que se produzca un reventón en carretera. Debemos consultar la presión recomendada según el fabricante.
Lo más recomendable es realizar esta comprobación al menos una vez al mes y siempre con los neumáticos fríos. También debemos tener en cuenta que unos neumáticos con una mayor presión de la que establece el fabricante son peligrosos, ya que se reduce la adherencia al asfalto, la frenada es menos estable y se reduce por tanto el control del vehículo.
Además de comprobar la presión es importante que revisemos los neumáticos y llantas para detectar si se han producido daños o grietas. Si fuera así, será necesario acudir al taller para realizar un cambio de estos y evitar cualquier tipo de accidente.
Por último, para comprobar el desgaste de los neumáticos debemos comprobar la banda de rodadura. El mínimo legal es de 1,6 mm para los neumáticos normales. Sin embargo, es recomendable realizar un cambio de neumáticos cuando dicha profundidad es inferior a 3 mm.