La terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares, por sus siglas en inglés) ha ganado reconocimiento en las últimas décadas como una herramienta eficaz para tratar traumas psicológicos. Sin embargo, al igual que con muchas terapias innovadoras, su popularidad ha dado lugar a una serie de mitos y malentendidos. En este artículo exploraremos algunas de las ideas erróneas más comunes, junto con las verdades respaldadas por la ciencia.
¿Qué es la terapia EMDR?
La terapia EMDR fue desarrollada en 1987 por la psicóloga Francine Shapiro como un método para ayudar a las personas a procesar recuerdos traumáticos. Esta técnica utiliza movimientos oculares bilaterales o estímulos alternos (como sonidos o toques) mientras el paciente se concentra en un evento traumático. El objetivo es reducir la intensidad emocional de esos recuerdos y permitir un procesamiento más adaptativo.
Desde su creación, la EMDR ha sido respaldada por investigaciones científicas y organizaciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la APA (Asociación Americana de Psicología) como tratamiento efectivo para el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Mitos sobre la terapia EMDR
Mito 1: Solo funciona para personas con trauma severo
Es común pensar que EMDR solo es útil en casos extremos, como sobrevivientes de desastres naturales o veteranos de guerra. Sin embargo, esta terapia también ha demostrado ser eficaz para tratar una variedad de problemas emocionales, como ansiedad, fobias, trastornos alimentarios y duelo. Aunque el trauma severo fue su aplicación inicial, su alcance es mucho más amplio.
Mito 2: Los movimientos oculares son mágicos
Una de las características más singulares de EMDR es el uso de movimientos oculares bilaterales, lo que ha llevado a algunas personas a percibir esta técnica como “mágica” o incluso pseudocientífica. En realidad, los movimientos oculares son solo una parte del protocolo, y su eficacia radica en cómo interactúan con la memoria y el sistema nervioso. Estudios han mostrado que estos movimientos pueden ayudar a desensibilizar recuerdos perturbadores y facilitar el procesamiento emocional.
Mito 3: Es una terapia rápida que cura todo
Aunque algunas personas reportan mejorías significativas en pocas sesiones, la duración de la terapia depende del tipo y la gravedad del problema. EMDR no es una solución milagrosa ni garantiza resultados inmediatos. Como cualquier intervención psicológica, requiere tiempo, compromiso y trabajo tanto por parte del terapeuta como del paciente.
Mito 4: Es una técnica experimental
Aunque puede parecer nueva para algunos, EMDR tiene más de 30 años de historia y una base científica sólida. Existen más de 30 ensayos clínicos controlados que respaldan su eficacia, particularmente para el TEPT. La terapia está bien estructurada y sigue un protocolo detallado que ha sido refinado a lo largo de los años.
Verdades sobre la terapia EMDR
Verdad 1: Está respaldada por la ciencia
EMDR es una de las terapias más estudiadas para el tratamiento del TEPT y otros trastornos relacionados con el trauma. Organizaciones de renombre como la OMS, la APA y el Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención del Reino Unido (NICE) la recomiendan como tratamiento de primera línea.
Verdad 2: Ayuda a desbloquear recuerdos traumáticos
El principio central de EMDR es que ciertos recuerdos traumáticos quedan “atascados” en el cerebro en formas disfuncionales, causando síntomas como flashbacks, ansiedad o depresión. EMDR facilita el reprocesamiento de estos recuerdos, permitiendo que sean almacenados de manera más saludable.
Verdad 3: Es un enfoque holístico
A diferencia de otras terapias que se enfocan exclusivamente en hablar sobre los problemas, EMDR involucra tanto al cuerpo como a la mente. Esto la hace especialmente efectiva para personas que luchan con los aspectos físicos del trauma, como tensión muscular, insomnio o problemas digestivos.
Verdad 4: Puede ser complementaria a otras terapias
EMDR no tiene por qué ser el único enfoque terapéutico para una persona. Puede combinarse con terapia cognitivo-conductual, mindfulness u otros tratamientos según las necesidades del paciente. Esta flexibilidad permite adaptarse a una variedad de casos.
Consideraciones finales
La terapia EMDR es un recurso valioso y probado en el tratamiento del trauma psicológico y otros trastornos. Sin embargo, como cualquier intervención, no es adecuada para todos los casos, y su efectividad depende de la experiencia del terapeuta y del compromiso del paciente. Es fundamental trabajar con un profesional capacitado y certificado en EMDR para garantizar el mejor resultado posible.
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En conclusión, aunque la EMDR puede parecer diferente a otros enfoques terapéuticos, sus beneficios están ampliamente documentados. Separar los mitos de las verdades es esencial para comprender su verdadero valor y cómo puede transformar vidas.