Igual que debemos acudir al dentista al menos una vez al año (o cada 6 meses según el caso), se recomienda un análisis clínico anual completo para evaluar el actual estado de salud, así como prevenir enfermedades, tales como determinados cánceres, la aparición de diabetes o de colesterol. Estos análisis clínicos son especialmente recomendables a partir de los 40 o 45 años, que es la edad cuando se empiezan a manifestar determinadas enfermedades ligadas al paso de los años.
En general, algunos enfermos solicitan que se les haga un análisis de sangre “completo”, con la esperanza de encontrar así la solución a sus males. No imaginan que, de forma prácticamente rutinaria, se pueden practicar más de un centenar de determinaciones analíticas directas en sangre, amén de otras muchas más especializadas, y que van dirigidas a investigar la presencia de tóxicos o la concentración alcanzada por ciertos medicamentos.
Si bien los análisis de sangre son imprescindibles, no hay que limitarse a este tipo de pruebas. Por ejemplo, en el caso de las mujeres es también muy importante las mamografías o la visita rutinaria al ginecólogo.
La importancia de los análisis de sangre
La sangre es un tejido muy especial: su estado habitual es el líquido, está en contacto con casi todas las células del organismo y resulta muy fácil de extraer. Por este motivo, su estudio tiene un gran interés diagnóstico, siempre que se sepa exactamente lo que se busca y pueda interpretarse lo que se encuentre.
Por ejemplo, un simple análisis de sangre detecta el cáncer de próstata cinco años antes que el tradicional tacto rectal. Este análisis de sangre se basa en la detección de una proteína llamada PSA que es más abundante en la sangre de hombres que sufren cáncer de próstata que en la de hombres sanos. El cáncer de próstata es el segundo tipo de cáncer más frecuente, por detrás del de pulmón, entre los varones de los países occidentales.
Por mencionar otro ejemplo, los análisis de sangre también permiten no solo identificar a las personas con grados muy leves de anemia, sino también determinar cuáles son sus causas más probables. Y lo cierto es que un análisis de sangre es siempre la manera más “útil” de detectar una posible anemia, ya que la palidez característica de los anémicos no siempre se manifiesta con tal claridad que permita hacer un diagnóstico primera vista.
Otro caso de la importancia de los análisis de sangre es tras sufrir un infarto cerebral. Además de demostrar que es el glutamato lo que provoca el agravamiento de los pacientes, los neurólogos españoles han descubierto que un análisis de sangre basta para evaluar la cantidad de la sustancia liberada tras un infarto cerebral. Cuando se aplique de manera rutinaria, un análisis de este tipo permitirá saber si un paciente tiene un alto riesgo de empeorar pocos minutos después del ingreso.
Por todo ello, además de los análisis de sangre, se recomienda hacer un análisis clínico cada año con el objetivo de detectar precozmente enfermedades, especialmente para identificar los riesgos de padecer enfermedades como el colesterol o algún cáncer.