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La meningitis meningocócica es una infección bacteriana grave de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal1. Se trata de una enfermedad de difícil diagnóstico, ya que muestra síntomas muy similares a los de la gripe, y de rápida evolución. Por este motivo es fundamental estar bien informados para conseguir un diagnóstico temprano y así evitar las secuelas que puede provocar2.
¿Cuál es la incidencia de la enfermedad?
La enfermedad meningocócica invasiva, EMI, cuenta con una incidencia muy baja en España, por lo que se trata de una patología poco habitual, aunque ha evolucionado durante los últimos años. La tasa de incidencia en esta última temporada epidemiológica 2020/2021 se sitúa en 0,14 casos por cada 100.000 habitantes3.
En España está catalogada como una patología endémica porque cada año se espera que aparezcan un número determinado de casos, desarrollándose sobre todo en los meses de invierno. Pero además de la incidencia, lo importante con la meningitis es la forma en la que afecta al organismo. La bacteria que provoca la enfermedad puede llegar a provocar una afectación severa en los pacientes. En concreto, la enfermedad tiene una tasa de letalidad de hasta el 15% y una tasa de secuelas, que pueden llegar a ser graves, de hasta el 20% de los pacientes que sobreviven.1
¿Cuáles son los síntomas?
La bacteria que provoca la enfermedad no afecta por igual a todos los pacientes. Hay ocasiones en la que las personas pueden ser portadoras de ella sin que tengan ningún síntoma o efecto sobre su salud5. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, entre un 10 y un 20% de la población es portadora del meningococo1.
La EMI puede presentarse de dos maneras diferentes: como sepsis meningocócica o como meningitis meningocócica. La enfermedad muestra unos síntomas muy similares a los de otras infecciones comunes y poco específicas, como son la fiebre, la irritabilidad o el dolor de cabeza, lo que hace difícil su diagnóstico en las primeras horas5.
Otros síntomas más diferenciales, y que por tanto pueden facilitar el diagnóstico son, en el caso de la meningitis, la rigidez de la nuca, y en la septicemia la presencia de petequias (pequeñas manchas rojas en la piel que no desaparecen con vitro-presión)4.
Al contar con síntomas muy similares a los de otras enfermedades y por su rápido desarrollo, es fundamental diagnosticar lo antes posible la enfermedad para que no progrese y poder conseguir una mayor tasa de supervivencia de los pacientes.
¿Cuáles son los grupos de población con mayor riesgo de contraerla?
El grupo con mayor riesgo de contraer la EMI son los menores de un año de edad. Esto se produce en el momento en que la bacteria entra en contacto con el bebé y no cuenta con inmunidad para ella1,2.
A medida que el bebé va creciendo, se desarrolla la inmunidad contra la bacteria por dos motivos: por contar con bacterias similares que comparten antígenos parecidos o bien por la colonización orofaríngea por parte del meningococo. Gracias a esto, el sistema de defensa reconoce la bacteria y aprende a evitarla manteniendo un equilibrio que facilita la colonización, aunque en el momento en que se rompe esta armonía, la bacteria puede llegar a invadir la mucosa faríngea hacia el torrente sanguíneo o las meninges, llegando a producir EMI1,2.
El riesgo en el grupo de población de adolescentes comprendidos entre la edad de 15 y 18 años es también alto, ya que el organismo ha aprendido a convivir con la bacteria, pero se puede llegar a favorecer su transmisión a personas que no tienen inmunidad por las conductas y estilo de vida que se llevan a cabo con esta edad.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
La tecnología ha conseguido que avancemos en el diagnóstico de la enfermedad. Anteriormente era necesario llevar a cabo un cultivo que tardaba entre 24 y 48 horas. Por el contrario, en la actualidad se pueden realizar diagnósticos moleculares y así obtener los resultados entre 4 y 8 horas2.
Aun así, los profesionales sanitarios insisten en las dificultades del diagnóstico temprano por los síntomas similares a los de otras enfermedades más frecuentes, además de contar con una rápida evolución, complicando el proceso a la hora de aplicar las nuevas técnicas de diagnóstico1,2.
¿Qué tenemos que hacer?
Lo primero de todo es estar informados para poder hacer frente a esta enfermedad. Es importante que consultes a tu profesional sanitario sobre ella y así poder llegar a prevenir tanto su contagio como su evolución.
NP-ES-MNX-WCNT-210016(v2) 03/2022. Para más información consulta a tu profesional sanitario.
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- Organización Mundial de la Salud. Meningitis meningocócica. [Internet] 2018. [acceso marzo 2022]. Disponible en: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/meningococcal-meningitis
- Thompson MJ, Ninis N, Perera R, et al. Clinical recognition of meningococcal disease in children and adolescents. Lancet 2006; 367(9508): 397–403
- Centro Nacional de Epidemiología, Instituto de Salud Carlos III. Informe Semanal de Vigilancia epidemiológica en España. Boletín Epidemiológico Semanal en RED [Internet]. Boletín nº 44, semana 42 de 2021. [acceso marzo 2022]. Disponible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Boletines/Documents/Boletin_Epidemiologico_en_red/boletines%20en%20red%202021/IS_N%c2%ba44-211105_WEB_final.pdf
- European Centre for Disease Prevention and Control. Invasive meningococcal disease. Annual Epidemiological Report for 2017. [Internet] 2019. [acceso marzo 2022]. Disponible en: https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/AER_for_2017-invasive-meningococcal-disease.pdf
- Asociación Española de Pediatría. Meningococo y meningitis bacteriana. [Internet] 2020. [acceso marzo 2022]. Disponible en: https://enfamilia.aeped.es/prevencion/meningococo-meningitis-bacteriana