El 70% de las españolas no está satisfecha del estado de su piel y el 14 % la puntúa con un suspenso. Al mismo tiempo, diferentes estudios señalan que la mayor parte de las mujeres no sigue las medidas de higiene y prevención adecuadas para mantener la piel sana: casi la mitad no limpia su piel a diario, el 20% lo hace sólo cuando se maquilla y, de éstas, un 40% utiliza agua y jabón.
En el caso de los hombres, diferentes informes europeos indican que casi la mitad reconoce tener la piel sensible e irritada y que más de un tercio presenta problemas cutáneos como pelos encarnados o infecciones bacterianas (acné, granitos).
La salud de la piel depende tanto de factores internos como externos, pero mantenerla sana es sencillo siguiendo unas normas básicas:
Limpieza. Es imprescindible limpiar a diario con un producto adecuado al tipo de cutis, ya que una limpieza demasiado agresiva o suave puede desequilibrar el manto hidrolipídico y dejar la piel desprotegida o sucia.
Hidratación. La piel necesita agua. En condiciones normales, contiene un 70% de ella, aunque la capa más externa (capa córnea) tiene aproximadamente un 15% de agua, que se evapora al llegar a la superficie. La hidratación de las células córneas se produce gracias al agua proveniente de las capas más internas (flujo hídrico). Todas las pieles pueden sufrir deshidratación, no sólo las secas, por lo que hay que hidratar a diario de forma tópica y beber (agua y otros líquidos), así como consumir frutas y verduras frescas.
Los cosméticos para pieles secas suelen ser más densos y ricos, para garantizar la aportación de lípidos, mientras que las pieles grasas requieren texturas más fluidas y ligeras, de fácil absorción. Aunque en verano parecen más apetecibles productos en forma de agua, gel o loción y texturas frescas, a menudo la deshidratación de la piel en esta época requiere cremas ricas y untuosas que reparen los estragos causados por el calor, el sol y el aire. La utilización de bruma facial hidratante nos ayudará a mantener la piel de nuestra cara, la más afectada por el tiempo, hidratada.
Corrección. Cada piel presenta problemas específicos que pueden corregirse con un tratamiento adecuado, por lo que es conveniente consultar al dermatólogo si se aprecian alteraciones importantes. Hay que recordar que la piel es un órgano vivo y, por tanto, cambia con el paso del tiempo y las estaciones, por lo que hay que ir adecuando el tratamiento a sus necesidades. Una buena forma es emplear el mejor sérum facial hidratante que encontremos.
Prevención. Hay que proteger la piel de los rayos ultravioleta no sólo cuando se expone al sol, sino también a diario y en la ciudad, porque puede afectarle la contaminación, el aire acondicionado o la calefacción, que producen radicales libres causantes del envejecimiento cutáneo.
Es importante que, a la hora de comprar productos para el cuidado de la piel, lo hagamos en una tienda de cosmética de confianza y productos que estén permitidos y avalados por la UE y que cumplan todas las normas comunitarias.