La intolerancia a la lactosa afecta a un tercio de la población. Origina diarreas o molestias intestinales y favorecen otras patologías como la osteoporosis (porque el organismo no absorbe nutrientes como el calcio).
Muchas personas sufren, generalmente no antes de unos veinte o treinta minutos después de haber ingerido un vaso de leche, una intensa sensación de flatulencia diarrea líquida que a veces se acompaña de dolores cólicos. No hay que confundir este fenómeno con el que se produce en ciertos individuos cuando toman, por ejemplo, café con leche y que aparece de forma inmediata, a los pocos minutos.
El efecto de la leche es más tardío y tiene otra explicación. La lactosa es un azúcar presente en la leche que, para que pueda absorberse, necesita que un enzima llamado lactasa (presente normalmente en el intestino de los mamíferos) actúe sobre ella: la lactasa rompe cada molécula de lactosa, demasiado grande para ser absorbida, en dos fragmentos de menor tamaño.
Sin embargo, la producción la lactasa está bajo control genético. Por algún motivo todavía desconocido (y ello se da con más frecuencia en ciertas etnias), con la edad va menguando la capacidad de fabricar lactasa, de forma especial entre los 10 y los 20 años. Cuando al intestino delgado llega una cantidad de lactosa que resulta excesiva para ser digerida por la lactasa disponible, este azúcar alcanza el intestino grueso, lugar donde abundan bacterias que sí son capaces de desdoblarlo, lo que produce una gran cantidad de gas.
Suplementos externos de lactasa
El déficit de lactasa es una de las causas más frecuentes de diarrea crónica. En ocasiones, el déficit es temporal, como ocurre, por ejemplo, durante algún tiempo tras una gastroenteritis de naturaleza infecciosa. La identificación de esta intolerancia suelen hacerla los propios afectados que han observado la aparición de los citados síntomas cuando ingieren leche o productos derivados (yogurt, queso, etc).
El tratamiento (una vez diagnosticado el defecto) se basa en la abstención o reducción de los lácteos de la dieta, lo que implica en muchas ocasiones un cambio notable en los hábitos alimentarios. En algunos casos, esta restricción (que supone el abandono de una de las principales fuentes del calcio necesarias para el hombre) debe suplirse con suplementos externos de este vital elemento.
Este hecho afecta en especial a las mujeres posmenopáusicas, ya que entre ellas la osteoporosis (una enfermedad debida al déficit de calcio en los huesos) tiene una incidencia particularmente elevada.
Estos suplementos de lactasa ayudan a que nuestro organismo digiera pequeñas proporciones de lactosa. Al final y al cabo, gran parte de los alimentos (y muchos medicamentos) contienen lactosa o derivados.
Somos conscientes que alimentos sin lactosa se venden en tiendas de dietética, farmacias y parafarmacias y comercios de alimentación. Sin embargo, y por desgracia, la oferta de este tipo de productos se reduce fuera de las grandes ciudades. A esto se le añade la todavía escasa concienciación en el sector de la restauración sobre la importancia de contar con platos y alimentos libre de lactosa. Por todo ello, salir a comer o cenar fuera de casa puede ser todo un desafío.
Como decíamos, estos suplementos de lactasa ayudan a nuestro organismo a absorber la lactosa que encontramos en cientos de productos que injerimos. Una de las marcas más conocidas con suplementos de lactasa es lactojoy.
Este tipo de suplementos nos ayudarán a que comer fuera no sea siempre una aventura ni un desafío. Se tratan de suplementos que ayudan a nuestro organismo, pero que nunca debe sustituir a una dieta equilibrada de nutrientes. Al final y al cabo, se trata de que con estos suplementos nuestro organismo funcione mejor, ayudándole en determinados momentos a la absorción de lactosa.