El proceso de congelar alimentos se realiza desde la prehistoria y nació por la necesidad de preservar la comida. El hombre del neolítico congelaba carne y pescado para tener recursos en épocas de carestía. Los barcos refrigerados del siglo XVIII, cargados de hielo, tenían como objetivo preservar la carne durante travesías tan largas como las que hacían entre Australia e Inglaterra.
Con la llegada del refrigerador del siglo XX, la congelación se extiende a los hogares y adquiere un uso individual. Al final del siglo pasado y comienzos del actual se da un paso más. La congelación no sólo se usa para preservar alimentos, sino también para poder comer de todo, más allá de los ritmos que marca la actual sociedad. Es la tendencia que marcará el siglo XXI. Nunca se habían comido tantos congelados.
Comida congelada variada y de calidad
Nos gusta comer variado, pero con el trabajo no tenemos tiempo para ir a la pescadería, a la carnicería y comprar comida del día. Por eso llenamos nuestro congelador para tener comida para varios días, y es importante que dichos congelados sean de calidad algo esencial para que nuestra salud no se vea afectada.
Y entre los congelados, aunque el pescado congelado es la estrella, la variedad de los productos cada vez es más habitual. En los frigoríficos de cualquier supermercado y en las tiendas online, la oferta crece día a día: arroz tres delicias o preparado de cualquier otra forma; paella, verduras hechas a la brasa o, incluso, packs de comida árabe o mexicana, o ya clásicos como las pizzas.
El precio de una de estas bolsas de, como mínimo, unos 250 gramos, no suele superar los cuatro euros. Es lo que cuesta un menú diario para dos personas. Actualmente, los españoles gastan alrededor de 3.000 millones de euros en alimentos congelados y lo que más ha crecido en los últimos años (un 15%) son los productos envasados. Este segmento ocupa el tercer puesto en la lista de compras de alimentos, según un estudio realizado por TNS. Todas las variedades de alimentos congelados envasados gozan de un alto nivel de aceptación y calidad: el pescado y marisco no preparado (presente en el 80% de los hogares); la verdura congelada (en el 75%); los platos preparados (64%); el pescado y marisco preparado (54%), así como las croquetas y empanados (43%).
Y va a más, tanto en aceptación, variedad y calidad. Clave en este desarrollo resulta otro invento del siglo XX, cuya entrada en los hogares (principalmente en los americanos) no se produjo hasta la segunda mitad (y, por ejemplo en España, sobre todo en las dos últimas décadas del siglo). De hecho, su cada vez mayor aceptación comenzó a finales del pasado siglo. Se trata del microondas, inventado en 1946 por el estadounidense Percy Spencer. Un año después lo comenzó a comercializar la empresa Raytheon, aunque entonces el electrodoméstico medía 1,68 metros de altura y pesaba en torno a 340 kilos.
Congelados y microondas, un tándem perfecto
Las empresas de alimentación cada vez más apuestan por productos para cocinar directamente en el microondas, incluso pasta fresca. Según un estudio de la Fundación Innova, sólo seis de cada cien personas dicen tener tiempo para cocinar y al 43% no les gusta ir a comprar. Existe una demanda que va mucho más allá del pescado congelado, por lo que han ganado y seguirán ganando protagonismo platos elaborados o semielaborados congelados más complejos, como bacalao a la vizcaína o merluza a la andaluza.
Y es que a la facilidad de poder cocinar cualquier tipo de plato congelado de calidad se suma la comodidad de tenerlo guardado en el congelador mucho más tiempo que un producto fresco y poder disponer de él al momento. No hace falta sacarlo la noche anterior y esperar pacientemente a que se descongele.
El proceso de congelado se puede revertir en tan sólo unos minutos. Las nuevas generaciones crecen ya en la ignorancia de la cocina tradicional y buscan rapidez y comodidad. Son reveladores los datos del Observatorio del Consumo y de la distribución alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que señalan que los principales consumidores de estos productos tienen entre 20 y 35 años y son incondicionales. Lo que certifica que lo que le sobra a los congelados y a Alimentos congelados en el Exquisitarium de Alimentaria MARC ARIAS los preparados es futuro.
Los congelados mantienen sabor, olor y textura del producto fresco y son igualmente saludables
Como destacan desde manumar.es, empresa de productos congelados en Valencia en la correcta gestión y distribución de los productos precocinados y congelados, el pescado, lo mismo que cualquier otro producto, posee las mismas cualidades congelado que fresco. El producto mantiene los nutrientes y la calidad sin necesidad de conservantes, como ocurre con otras formas de preservación de alimentos. Además, los congelados ofrecen todas las condiciones de seguridad e higiene. La congelación detiene el proceso natural de desarrollo de microorganismos en cualquier alimento, ya que por debajo de los 18 grados centígrados negativos las bacterias no se desarrollan.
Los datos epidemiológicos revelan que, en España, precisamente, los alimentos congelados son los que están menos implicados en episodios de intoxicaciones alimentarias. Por último, los alimentos congelados saben igual que los frescos. Tras el proceso de congelación y descongelación, estos productos mantienen todas sus cualidades de color, sabor, textura y apariencia, siempre que se haya mantenido la cadena del frío.
A sus propiedades hay que sumar las que los hacen más atractivos para la mayoría de los consumidores: son fáciles de almacenar, no hace falta comprarlos cada día y suponen un ahorro, ya que permiten huir de las subidas de precios estacionales. En este sentido, su tiempo de conservación es muy prolongado y se pueden mantener en el congelador durante meses.
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