A pesar de tener la sensación de que no paramos de hacer cosas todo el día, hoy las personas se mueven menos y peor que hace unos años. La falta de ejercicio, las malas posturas, el aumento de la tensión, los movimientos repetitivos y el estrés son los grandes causantes de las contracturas y del dolor de espalda, unas de las dolencias más generalizadas.
La mayoría de las veces, no tenemos conciencia de nuestro cuerpo. Cuando nos movemos lo hacemos como si fuéramos un todo, un bloque, y habría que hacerlo de una manera más fluida para lograr así desbloquearlo y evitar contracturas y dolores de espalda. Solo somos conscientes de ellos cuando empezamos a notar síntomas de contracturas en el cuello y en la espalda.
Al fin y al cabo ¿quién no se ha llevado la mano al cuello o a los hombros por sentir un dolor agudo alguna vez? Nos encontramos en que las contracturas son lesiones bastantes comunes entre la población adulta.
Como explica Testrella Pallín, de la Asociación Española de Fisioterapeutas(AEF): “Una contractura es un aumento de la tensión basal del tejido muscular. Las hay primarias, cuando ocurren como lesión primaria; secundarias, asociadas a otra patología principal; o de defensa, que suceden después de un traumatismo brusco y tienen una función de protección de las estructuras pasivas, como huesos y articulaciones”.
Generalmente, antes de empezar a notar los dolores agudos de una contractura en el cuello o dolores de espalada, hay ciertas señalas o síntomas que podemos tener en cuenta para así tratar de prevenir o reducir los dolores. Por ejemplo, los nervios y el estrés laboral aumentan siempre la tensión muscular y afectan sobre todo a los trapecios –músculos situados entre el hombro y el cuello– y al conjunto cervical.
También las malas posturas en el trabajo y en casa son causas de molestias no solo en la espalda sino también a medio y largo plaza en el cuello. Generalmente no sabemos qué movimiento es mejor para nuestra postura. Sabemos lo que es más fácil y lo que no cuesta tanto, pero muchas veces ambas cosas no van de la mano. También existe un dolor latente en la columna lumbar. Es una musculatura muy fuerte que generalmente se carga mucho, pero que no llega a doler. Si duele, es que ya ha llegado a límites insospechados.
Además, lo que primero duele son generalmente las cervicales (parte superior), acompañadas en algunos casos de las dorsales (parte media). Los trapecios son los músculos más significativos en el dolor de espalda de los oficinistas, mientras que la zona que más se resiente en aquellos que están de pie o en trabajos de carga es la lumbar.
Igualmente, las contracturas se manifiestan con dolor, local o irradiado a otras zonas, pero además puede ir acompañada de otros síntomas. La experta afirma que “la limitación de la movilidad, inflamación y hormigueo ocasional y limitación de la función corporal” son algunos de los síntomas de que estamos ante un caso de contractura.
Por último, no hay que olvidar que las personas que se pasan muchas horas delante de un ordenador o haciendo trabajos en que hay un gran desgaste físico son las que presentan más problemas de espalda, que luego se trasladan a la zona del cuello. Además de la mala postura, muchas molestias se deben a la debilidad de los músculos de la propia espalda.