La primera lente de contacto se fabricó en 1888. Era una lentilla rígida y a pesar de su simplicidad, constituyó uno de los avances más importantes en el mundo de la óptica. Nacía una técnica para la corrección de los problemas visuales: la contactología. Desde entonces, este campo ha estado en constante evolución, y de la mano de importantes empresas se han ido introduciendo nuevos materiales y se han desarrollado soluciones técnicas para hacer que las lentes de contacto sean, actualmente, una opción segura y también confortable en todos los casos. Encontramos también lentillas baratas aptas para todos los bolsillos y con la misma seguridad y garantía que cualquier otra lentilla.
Las lentes de contacto no son incompatibles con ninguna edad y las utilizan tanto hombres como mujeres, aunque tradicionalmente han sido las mujeres jóvenes quienes más se han decidido a optar por esta solución que, recordémoslo también ofrece importantes ventajas estética De todas formas esta tendencia ha cambiado en los distintos años debido a la espectacular mejora en la comodidad de las lentillas.
En la actualidad la adaptación de las lentillas es mucho más sencilla y el usuario consigue olvidarse rápidamente de que las está llevando, además, se asegura una total y perfecta restitución del campo visual. La miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y, en ciertos casos, la presbicia puede ser corregidos mediante lentes de contacto o lentillas.
Para asegurar una higiene correcta de los ojos, y que la lentilla siga siendo cómoda, es imprescindible mantener una higiene adecuada de las mismas. Lo más importante es revisar las lentillas, que estén en perfecto estado antes de colocarlas en los ojos.
Si son diarias, no hay problema, pero si son mensuales o de mas tiempo esto es un paso muy importante. De hecho, las lentillas con el uso pueden rasgarse por los bordes. Estas pequeñas fisuras pueden hacer que sientas incomodidad o que se te irrite el ojo, además de ser el sitio perfecto para la acumulación de depósitos.
La limpieza de las lentillas y su estuche
Una vez hemos comprobado que nuestras lentillas están en perfectas condiciones y no están rotas, hay que limpiarlas, pero para ello primero debemos prestar atención al estuche donde están, que también debe limpiarse:
- Vaciamos el liquido para lentillas del estuche y lo aclaramos con nuevo líquido para lentillas. Lo mejor es evitar el agua.
- Dejamos secar al aire el estuche, colocado boca abajo en una superficie limpia.
- Ya podemos colocar nuevo líquido para lentillas.
Se recomienda además sustituir el estuche para lentilla cada 1 o 2 meses, y así evitaremos cualquier tipo de suciedad que luego se pueda trasladar a las lentillas y a nuestros ojos, lo que nos podría provocar irritación y alguna que otra infección ocular.
Por otra parte, las lentillas deben ser limpiadas con regularidad:
- Colocaremos las lentillas en el estuche limpio con nuevo líquido para lentillas cada vez que las utilicemos. Nada de reutilizar el líquido.
- Cogemos la lentilla y la colocamos en la palma de nuestra mano (limpia y seca), con un líquido desinfectante apto para lentillas, le echamos unas gotas y frotamos ligeramente con el dedo. Así con los dos lados de la lentilla y en ambas.
- Aclaramos las lentillas con un poco de líquido para lentillas y las colocamos nuevamente en el estuche.
- Dejamos en “remojo” las lentillas en su estuche. Lo mejor una vez realizada la limpieza de las lentillas es dejarlas unas horas en remojo en el líquido para lentillas, para al día siguiente poder utilizarlas, limpias y desinfectadas.
Las lentillas reproducen fielmente el mundo exterior tal y como es y ya no se utilizan sólo para hacer deporte o para grandes correcciones, sino que cada vez son más las personas que optan por hacerse unas lentes de contacto a medida, con total garantía de seguridad y comodidad. Pero recuerda, hay que mantenerlas limpias para evitar cualquier problema ocular.