Hablan sin palabras y su fiel presencia es un estímulo para los sentidos. En una época en que los animales sufren abandono y comercio ilegal, convivir con ellos se ha revelado como una auténtica terapia que ayuda a superar problemas de soledad, comunicación y hasta dolencias físicas. Su compañía suele ser enriquecedora para los niños y saludable para los ancianos.
Ya en el año 1953, un perro llamado “Jingles” abrió en Inglaterra el camino a la generalización del uso de animales de compañía en la mejora de la salud y de las relaciones humanas. Su dueño, un médico llamado Boris Levinson, observó en su consulta que al llegar una madre con su hijo muy retraído y con dificultades de comunicación, el muchacho interaccionaba positivamente con el perro.
Este descubrimiento le facilitó el tratamiento del joven y ayudó a su recuperación. “Jingles” actuó como intermediario entre el médico y el chico e inauguró una nueva era en la presencia útil de los animales de compañía en el campo de la salud humana.
La relación de los niños y las mascotas
En la relación con los niños, la combinación de la intensidad y regularidad del contacto y la presencia de las emociones y la familiaridad configuran un cuadro de factores potenciales de interaccionar con el niño de primer orden. Los animales presentan estímulos poderosos multisensoriales —sonidos fuertes y claros, una impresión visual muy viva, un olor característico y una sensación de novedad y frescura, de un ser que se puede tocar y acariciar— de que carecen las personas con frecuencia.
Los animales domésticos, además, son “provocativos” y atractivos en sí mismos: propensos a que se les siga, a andar y correr con ellos, a lamer, incluso a ladrar al niño que les rechaza, y a agradecer su presencia, su suave voz infantil, sus caricias delicadas y amables. Sus actos simples, repetitivos y no verbales, son fáciles de captar, con palabras de un lenguaje no verbal…
“Desde la psicoterapia a la geriatría y desde los aspectos de salud pública a las mejoras en el aparato circulatorio y las ayudas a personas disminuidas, los distintos eventos y congresos que se celebran cada año sobre animales de compañía, pretenden sentar una corriente de reflexión y debate científicos en nuestro país sobre los aspectos implicados en la relación humana con los animales de compañía”, nos señalan desde housepet.es
En una época en que los animales son abandonados, se someten a comercio ilegal, son convertidos en moneda de cambio o son tenidos como agresivos o indeseables de forma generalmente abusiva, es estimulante considerar al animal como actor y compañero influyente con inusitada profundidad en el teatro de la vida humana. Compañero e incluso casi prójimo.
Son espectaculares los cambios en el comportamiento social de los niños especialmente después de pasar por un tratamiento planificado con un animal. Si son niños con problemas personales y de comunicación, la calidad e importancia de la ayuda se ha revelado de forma espectacular, como han mostrado diversos estudios de Redefer con niños autistas de cinco a diez años. En dichos estudios, la sociabilidad aumentó y descendió su deseo de soledad.
El niño es rey en el trato con el animal. En general, y en el caso del niño, la experiencia en el trato con su perro o su gato es única, inolvidable. Y es inolvidable en sentido literal. Durante toda su vida no dejará de conservar lo que le ha dado el animal y lo que él ha dado: el aprendizaje de la convivencia y, muy especialmente, la apertura a otros seres.
Los efectos de los animales de compañía en nuestra salud
Las interacciones habituales con animales de compañía pueden inducir beneficios fisiológicos y una mejor respuesta psicológica. En concreto, la supervivencia de un año en las unidades de cuidados coronarios fue significativamente más frecuente entre quienes eran propietarios de animales de compañía sobre quienes no lo eran.
Estudios más recientes que aporta Friedmann, muestran la forma en que las interacciones con animales y su mera presencia pueden tener un impacto relevante sobre la ansiedad y la reactividad cardiovascular y en general influyen positivamente en la salud en relación a la hipertensión y las enfermedades coronarias. Estos efectos se observan en el caso de la posesión de perros, gatos y peces ornamentales.
Tener animales de compañía se ha revelado un hecho más importante para la salud y la conducta humana de lo que se pensó en un principio. James Serpell, zoólogo y experto en conducta animal, director de investigación sobre los animales de compañía de la Univer sidad de Cambridge, es uno de los fundadores de la investigación científica en este campo.