Todos deseamos tener una piel luminosa, turgente, hidratada y sin manchas. Por supuesto, evitar el envejecimiento de la piel es una lucha constante a cierta edad. Sin embargo, la piel es mucho más; es noble (es el único órgano que nos defiende y protege del frío, calor, lluvia, radiaciones ultravioletas, polución, microtraumatismos, traumatismos y enfermedades), es inteligente y tiene memoria. Gracias a ella ofrecemos una imagen, sentimos (a través del tacto nuestro cuerpo percibe el contacto de las distintas sustancias y objetos) y transmitimos afecto a nuestros seres queridos.
Por estas razones, debemos cuidarla y prevenir su envejecimiento para afrontar mejor el paso del tiempo. Una piel perfecta es aquella de la que estamos satisfechos. Para conseguir esta satisfacción de nuestra piel, existen ciertos hábitos antienvejecimiento y trucos que podemos hacer en nuestro día a día, para lograr una piel más iluminada y tersa.
Consejos para luchar contra el envejecimiento de la piel
Es inevitable envejecer, en eso estaremos de acuerdo, y sus dos grandes enemigos son las radiaciones solares y la deshidratación; siendo muy importante tener unos buenos hábitos, así como evitar otros.
Para contrarrestar al efecto del sol sobre la piel, el mejor cosmético que podemos utilizar a diario y en cualquier época del año es un solar con filtros de amplio espectro (filtros UVB y UVA). De esta manera prevemos problemas en las proteínas dérmicas como el colágeno y la elastina, cuya destrucción provoca que la piel pierda elasticidad y firmeza, aumentando también las arrugas.
También se recomienda tomar baños de sol de vez en cuando, necesarios para la producción de vitamina D. La práctica de deportes al aire libre, algo recomendable para evitar la vida sedentaria, puede ser consecuencia de una exposición excesiva al sol, por lo que habrá que contrarrestar su efecto negativo.
Por su parte, dormir poco, el estrés emocional, fumar y beber alcohol en exceso, así como el uso de jabones agresivos o poco adecuados, son malos hábitos que también evitaremos, pues sus efectos repercuten negativamente sobre la piel.
No obstante, cuidar nuestra piel, para prevenir la aparición prematura de signos de envejecimiento, cuando es posible, o rejuvenecerlo, cuando ya no lo es, no debe significar ofrecer un aspecto poco natural, sino más estético y saludable.
Para conseguir este anhelado objetivo también es importante cuidar la alimentación, que debe ser variada y equilibrada, ingerir cerca de dos litros de líquido al día, así como la limpieza e hidratación. Cuidar y prevenir el envejecimiento de la piel no es siempre suficiente para ofrecer un aspecto estético y saludable; en estos casos el uso de determinados complementos alimenticios puede ayudar a evitar el envejecimiento de nuestra piel. Cabe recordar que una piel desprotegida es una puerta abierta para los agentes nocivos que pueden hacer peligrar nuestra salud.
Cuidar rostro y cuerpo por igual
En cuanto al rostro, además de su limpieza (por la mañana y la noche), aunque no nos maquillemos, es importante el uso de una crema hidratante o nutritiva, en función de si tenemos problemas de sequedad o de falta de hidratación, una crema antienvejecimiento o de contorno de ojos y realizar peelings y exfoliaciones para mejorar la arquitectura de la piel. Para el cuerpo, además de las hidratantes y exfoliantes, los autobronceadores (para evitar la exposición solar en exceso) y anticelulíticos son una buena opción.
Sin embargo, la piel no debería subdividirse en facial y corporal, sino en descubierta y cubierta, estando en el primer grupo las zonas más susceptibles de envejecer prematuramente por su continua exposición a las radiaciones solares y otros factores ambientales de carácter hostil. Las manos, pueden entonces ser las grandes olvidadas; por tanto, debemos protegerlas tanto como la cara y el escote en el caso de las mujeres.
Para evitar el envejecimiento de nuestra piel es de vital importancia un estilo de vida equilibrado, sin estar marcada por el estrés, algo que podemos ayudar a combatir cuidando también la mente, tan interrelacionada con el cuerpo.