Es necesario adquirir el hábito de protegerse contra las grandes caries mediante revisiones periódicas, al menos cada medio año, destinadas a detectar el proceso en su fase inicial. Una adecuada prevención es esencial para no perder un tejido irrecuperable y evitar que las piezas se vuelvan frágiles. Visitar una clínica dental en Madrid, Barcelona, Cáceres o Valencia es de vital importancia para mantener una buena salud bucodental. Pero también es importante actuar adecuadamente para que la caries no aparezca, especialmente en el caso de los niños.
La caries se produce porque una gran diversidad de gérmenes vive en el interior de la boca, rodeados de una agradable temperatura y bien alimentados. Estos gérmenes, mezclados con los restos de comida, de los que ellos se alimentan también, constituyen lo que se denomina la placa bacteriana.
Y esta placa bacteriana que se adhiere a los dientes llega a ser bastante ácida (pH 5), porque los gérmenes, en ese paradisiaco hábitat microbiano, tienen la mala costumbre de producir ácidos. Si la alimentación es rica en carbohidratos, o sea, en azúcares y en harinas refinadas, esta placa bacteriana es más y más ácida. Y este ácido es el que disuelve el esmalte de los dientes y las muelas, iniciándose así la caries, que, cuando llega a la dentina se extiende con mayor rapidez, socavando el esmalte.
Los alimentos empeoran la resistencia natural a la caries
Se calcula que en el periodo neolítico un 20% de individuos padecía caries. En la época romana, por lo menos un 35% de individuos estaban afectados por ella. Y en la edad moderna se ha llegado a un 85%, aproximadamente. Es decir, que la civilización y el refinamiento de los alimentos empeora la resistencia natural a la caries. Los esquimales pasaron, bruscamente, de un 1% aproximadamente de individuos afectados, a un 13% desde el momento en que se les suministraron alimentos procedentes de los países civilizados.
El orificio de penetración de la caries es muchas veces casi inapreciable, pero la caries puede ser muy extensa sin que nada haga sospechar su presencia. Un buen día se viene abajo el techo de la cavidad y se piensa erróneamente que “la caries se me ha hecho en dos días”.
Las primeras precauciones, por lo tanto, para reducir el riesgo de aparición de las caries, estarán destina das a combatir esa placa bacteriana, causa y motor de las mismas. Si se detecta su presencia cuando acaba de instalarse, será mucho más fácil combatirla.
Además, se puede conferir al esmalte la mayor resistencia posible ante el contacto ácido. Y esto se logra mediante la aplicación de flúor. El flúor desplaza al ion —OH de la hidroxiapatita del esmalte y la transforma en fluorapatita, más insoluble por los ácidos.
El flúor como prevención
El flúor, además, interfiere el metabolismo de la membrana de los microorganismos y les hace la vida menos agradable en nuestra boca, por lo que es más fácil que se decidan a cambiar este lugar por otro más confortable.
Por otro lado, es preciso indicar la eficacia de los selladores de pozos y fisuras, ya que son un excelente método profiláctico que todavía hoy es un desconocido para una gran parte de los ciudadanos de nuestro país.