La decoración no sólo es la forma de adornar la casa, también la manera de distribuir los espacios, y se logra colocando objetos que crean una sensación agradable a la vista. Pero, además, señalan desde Madegar especialistas en puertas “las ventanas, y especialmente las puertas, contribuyen a dotar a cada espacio del hogar de una personalidad única, haciendo que cada estancia sea diferente. Además, hay que tener en cuenta que, para lograr estancias armónicas, es preciso que muebles y puertas respiren el mismo ambiente”.
Todo ello contribuye a que la decoración de interiores sea un gusto personal que refleja el modo de vivir de cada individuo en cada época y que además refleja la personalizada de cada persona según la decoración.
En los últimos años se habla mucho de ambientes minimalistas que no lo son en un sentido estricto del término. El minimalismo es una tendencia de la arquitectura caracterizada por la extrema simplicidad de sus formas que surgió en Nueva York a finales de los años sesenta. Los orígenes de esta corriente se encuentran en el manifiesto titulado “Menos es más”, del arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe.
Esta tendencia alcanzó su madurez en los años ochenta del siglo XX y ejerció también su influencia en la pintura, la moda y la música. El minimalismo utiliza colores puros y formas geométricas y trabaja con materiales industriales que remiten a un concepto de limpieza. También da gran importancia al espacio y a los materiales ecológicos y tiende a la monocromía absoluta en suelos, techos y paredes. Para el minimalismo, todos los elementos deben combinar y formar una unidad, Resumiendo, todo es parte de todo.
A principios del siglo XXI, la palabra minimalismo se aplica a casi todos los ambientes de vocación moderna que pretenden simplificar el uso de elementos decorativos. Es decir, se ha asumido el mensaje de “menos es más” que lanzó Van der Rohe a finales de los años treinta del siglo pasado.
La primavera, momento ideal para abordar cambios en la decoración
El resultado son diseños de muebles aparentemente simples que esconden grandes prestaciones en su interior, y la aparición de nuevos objetos para finalizar la decoración. Suelen ser piezas de tamaño grande y utilidades variadas, desde jarrones altos hasta pequeños asientos o relojes. La primavera es un momento ideal para abordar cambios en la decoración, así como en la renovación de puertas y ventanas.
Se puede empezar con la colocación de los muebles para aprovechar la luz y añadiendo detalles en sintonía con la estación. Los floreros y las macetas ahora se llevan gigantes. También es buen momento para comprar tiestos con hierbas aromáticas y colocarlos en la cocina; además de ser muy útiles a la hora de cocinar, la llenarán de esencias silvestres. Hay que revisar los accesorios y hacer limpieza a fondo en las estanterías, sustituyendo los adornos invernales por otros más frescos y ligeros.
Se han de retirar las alfombras y los accesorios oscuros, como los cojines de terciopelo, las colchas de lana o las butacas de cuero. Unas fundas blancas en un tejido natural renovarán el aspecto de sillas y sofás, y almacenar los objetos innecesarios dará sensación de mayor amplitud y limpieza.
Para finalizar, se puede adquirir algún detalle de última moda. No es necesario que sea costoso, cada uno puede escoger el que le guste más y se adecue a su bolsillo, pero es importante que sea grande, pues la presencia de un nuevo elemento puede cambiar por completo la percepción de una estancia. Y no olvidemos las puertas, quizás lo que siempre olvidamos, pero que cambia el ambiente de una estancia por completo.
A esta decoración, se suman negocios y restaurantes de moda, que buscan en los pueblos, puertas y otros objetos decorativos hacer sentir al cliente como en casa.