Leo Fender inauguró Fender Guitars en 1946 en Fullerton, California. En 1951 introdujo la línea Broadcaster (posteriormente Telecaster), y en 1954 apareció la primera Fender Stratocaster, la cual se ha convertido en un símbolo del rock y ha provocado tan altas glorias y tan curiosos desaguisados.
Hoy en día, Fender Stratocaster es la primera guitarra que dibujaría un niño de tres años, vale unos 300 euros, hay chapas con su forma, innumerables modelos de nombres barroco-técnicos (Vintage ’57 Stratocaster, Classic Series 50’s Stratocaster, Tie-Dye Special Edition Stratocaster…). Para un principiante, yo elegiría la Fender Squier Affinity Stratocaster, aunque por ejemplo en la web guitarrazos.com puedes encontrar muchas variedades, todas muy válidas.
Dick Dale, una leyenda unido a la Stratocaster
El nombre de Dick Dale, músico y guitarristas estadounidense, es indivisible de la Stratocaster. Dale era un surfer verdadero que quiso transmitir la excitación del nuevo deporte mediante un sonido de guitarra distinto. En sus propias palabras, Dale quería replicar el estilo del batería de jazz Gene Krupa, los tambores de los bailes nativos de la jungla y el rugido de las olas. Todo ello armado de un instrumentito que pocos años atrás se utilizaba únicamente para débiles pling-plongs, twist y bailes de salón.
Lógicamente, y como cuenta la leyenda, Dale fundió más de 40 amplificadores tratando de hacer sonar la Stratocaster con la que le había obsequiado el propio Leo Fender; algunos de ellos incluso empezaron a arder. Al final, y después de innumerables rectificaciones en los transformadores, Dale consiguió llegar al volumen 10 de su amplificador; un estruendo que, en los estándares actuales, equivale a reformar un cuarto de baño entero cortando baldosa a baldosa.
Pero lo importante es que, mediante aquel nuevo ruidazo, Dick Dale creó uno de los sonidos más imitados y reconocibles de la historia: el surf. Con su reverberación trepidante, sus notas entrecortadas y sus instrumentales latino-orientales, Dale fue capaz de reproducir fielmente la emoción y el deporte hawaiano.
Gracias a sus pioneros avances, miles de nuevos grupos copiarían el sonido durante los años sesenta y sublimarían aquellos experimentos ignífugos en un estilo coherente y definido. Ese sonido, por supuesto, hubiese sido diferente sin la aportación reverberante de la Fender Stratocaster.
Por qué elegir una Fender Stratocaster
La Fender Stratocaster es un instrumento excepcional, pero como todos los instrumentos, es neutro. Su utilización no implica brillantez ni originalidad; dependerá del músico que las notas que surjan del amplificador sean buenas o malas. Sin duda una guitarra como esta deberá ser tu primera elección para cualquiera que quiera iniciarse en el fascinante mundo de tocar la guitarra eléctrica.
La Stratocaster le garantiza ese sonido inigualable, sin duda, pero deja en sus manos que el producto que tiene haga solos estériles o pureza y honestidad electrificadas. Por ello, los nombres relacionados con la guitarra van desde el extremo más cómico de lo que los ingleses llaman hair-rock hasta dignos músicos negros que no le han hecho daño a nadie.
Sin meternos en camisa de once varas (y evitando definiciones tan abstractas como bueno o malo) digamos sólo que algunos de los usuarios de la Stratocaster han sido Mark Knopfler, Eric Clapton, Jeff Beck e Yngwe Malsteem, pero también Ike Turner, Jonathan Richman (que incluso le dedicó una canción), Richard Hell o los Byrds.