Giros, loopings, rollings, persecuciones, vuelos rasantes… Las cometas de dos hilos, controladas con un mando en cada mano, permiten realizar, con un poco de práctica, gran número de acrobacias.
El descubrimiento de este aparentemente sencillo mecanismo se debe al británico Peter Powel, que en 1970 descubrió que, si añadía un hilo extra a su cometa, podía hacer que girase sobre sí misma.
Un deporte tranquilo
Volar una cometa acrobática puede parecer algo complicado, pero una vez a los mandos, se descubre lo asequible que resulta controlar los giros en ambos sentidos, para enlazar rápidas vueltas, loopings hacia ambos lados o “ochos”, improvisar coreografías con dos o más cometas, etc. La historia de las cometas parte del extremo oriente.
Según parece, en los territorios de la actual China, hace más de veinte siglos ya se construían enormes cometas en las que se podía subir una persona. También las usaban para mover pesados carros de mercancías por las vastas extensiones asiáticas. Pero las cometas acrobáticas tienen otra filosofía.
[columns size=”1/2″ last=”false”]En la playa, la última hora del día es la mejor para volar cometas ligeras[/columns]
Ligeras, pequeñas y gráciles, flotan en el aire como si la fuerza de la gravedad no les afectase. Con un suave tirón de ambas manos se elevan y quedan clavadas en el cielo, para después volar al antojo del piloto, que disfruta de la magia del vuelo con los pies fijados al suelo.
Existen cometas de todo tipo. Los más expertos tienen más de una, y las usan en función del tipo de viento que sople o la forma de volar que más les apetezca en cada momento. Las hay con hilos más rígidos, con lo que la respuesta a las órdenes del piloto son más rápidas que si se usan hilos más elásticos. Otro punto importante son las varillas de la cometa, que en algunos casos están construidas en fibra de carbono, para mayor resistencia y menor peso.
Por otra parte, la tela suele estar fabricada con tejidos poco porosos y de extrema ligereza. Para iniciarse en el vuelo hay quien recomienda las cometas con forma de diamante y cola hinchable. Son sensiblemente más baratas –por unas 6.000 pesetas se puede conseguir una de calidad aceptable– y tienen dos ventajas frente a las de forma de delta: mayor resistencia a los golpes que conlleva la iniciación y más facilidad para el despegue sin la ayuda de una segunda persona.