Mary Ann Evans fue una mujer adelantada a su tiempo en muchos aspectos. En pleno siglo XIX se declaraba agnóstica, convivía con un hombre casado y se dedicaba a un oficio entonces considerado poco adecuado para las mujeres: la literatura.
Como otras coetáneas, tuvo que firmar sus libros con un seudónimo masculino para evitarse problemas con los editores y con el público, y ella eligió George Eliot (1819- 1880). Su obra maestra es la voluminosa Middlemarch. Considerada una de las cumbres de la novela victoriana, toma su título de la ciudad imaginaria en la que está ambientada. Su subtítulo, Un estudio de la vida en provincias, nos da una pista sobre su temática.
Está protagonizada por dos personajes deseosos de no ahogarse en el asfixiante mundo provinciano en el que han nacido y al que los atan sus desdichados matrimonios. La joven Dorothea Brooke, movida por sus ansias de conocimiento, se casa con un erudito que resulta ser un hombre mezquino y egocéntrico que la hace infeliz, mientras que el idealista y emprendedor médico Tertius Lydgate malgasta su vida con una mujer caprichosa y superflua, hija de un hombre rico de la ciudad.
Los sutiles retratos psicológicos, la minuciosa descripción del medio social en el que se mueven y el dominio de los resortes narrativos son las grandes virtudes de esta espléndida novela.
Stefan Zweig, un autor pasado de moda que vuelve a las librerías
Después de pasar varias décadas olvidado por considerársele un autor pasado de moda, el austriaco Stefan Zweig (1881-1942), uno de los escritores de más éxito en la Europa de entreguerras, está siendo objeto de una concienzuda labor de rescate por parte de varios editores, especialmente Jaume Vallcorba.
Entre los títulos que recientemente han vuelto a nuestras librerías destaca Veinticuatro horas en la vida de una mujer, una de sus grandes novelas breves, género en el que el escritor austriaco fue un maestro. En ella aborda el amor imposible de una mujer por un jugador compulsivo.
En poco más de cien páginas, Zweig traza un retrato prodigioso de dos personajes abocados al desastre sentimental. El otro volumen destacable es una antología que reúne siete de los mejores relatos del autor, en los que vuelven a aparecer el desmoronado imperio austrohúngaro, la Viena galante y la agitada Europa de entreguerras en la que germinaba el fantasma del fascismo, que obligaría a Zweig a huir de su patria cuando los nazis accedieron al poder.
Louis-Ferdinad Céline, uno de los mejores retratistas de las contradicciones y convulsiones
Pese a que para algunos sigue siendo un escritor incómodo por el antisemitismo de los furibundos panfletos que publicó poco antes de la Segunda Guerra Mundial, Louis-Ferdinad Céline (1894-1961) es sin ninguna duda uno de los mejores retratistas de las contradicciones y convulsiones del siglo XX y uno de los maestros de la prosa francesa, que dinamita y reinventa con su estilo áspero y sincopado.
Con la publicación de esta novela, traducida por Carlos Manzano, sobre el bombardeo que asoló París en abril de 1944, la editorial Lumen culmina la publicación de toda su narrativa en castellano.